¿Incentivo?
José Luis Ceja Guerra
La aprobación de reelección de alcaldes a partir del proceso electoral 2015 abre la discusión sobre si esto podría ser la puerta a periodos de facto de 6 años de alcaldías sobre todo en municipios en los que persisten los cacicazgos políticos.
A la par de la reelección debieron establecerse también de manera clara y precisa reglas sobre la revocación de mandato de los ediles, sin estas reglas, la reelección de presidentes municipales constituye un paso atrás en el modelo político mexicano.
El hecho de que un edil haga tan bien su labor que la ciudadanía busque reelegirlo es una falacia del tamaño del mundo a tal grado de que grandes sectores de la ciudadanía esperan con ansia el final de algunas administraciones municipales.
Como en todas las reformas se somete a municipios con temas y problemas específicos a un lineamiento muy general; por ejemplo para nadie es una duda que Enrique Múgica será electo alcalde en el 2015 en el municipio de Cojumatlán, mismo que ha gobernado ya en cuatro ocasiones anteriores; queda claro también que ningún poder humano impediría la reelección de Múgica Sánchez en el 2018 y este ejemplo podría aplicarse con Hugo Mejía Zepeda en Venustiano Carranza o Francisco Mora en Jiquilpan.
Otro problema de la reelección de los alcaldes tendrá que ser resuelto al seno de los partidos políticos que son finalmente quienes postulan a los candidatos y este problema tiene que ver directamente con la repartición de puestos en las planillas de elección entre los grupos de poder de los partidos entre los que la candidatura a la presidencia municipal y la Sindicatura son moneda de transacción.
De tal suerte que la posibilidad de reelegirse otorgará al ejecutivo municipal en turno la facultad de negociar los espacios sin la intermediación de los grupos de poder de su instituto político; en ese orden de ideas, los partidos y sus grupos de poder pasarán a ser meros comparsas del acontecer político de sus municipios.
La reforma permite también, dicho de este modo, hace moralmente aceptable, lo que ha venido ocurriendo con los legisladores federales y estatales pues no hace sino validar a través de la reelección esta serie de brincos del Congreso Estatal al Federal y al Senado de los actores políticos que ya los vemos como diputados o senadores o en los congresos locales.
Afortunadamente esta reforma dejó fuera el tema de los regidores pues hubiese resultado aberrante que algunos integrantes de los colegiados locales tuvieran la oportunidad de repetir como representantes populares aunque, analizando un poco, bien valdría la pena ver que algunos de estos regidores, incluso algunos alcaldes volvieran a los barrios, colonias y comunidades a buscar el voto… interesante sería ver el recibimiento que les dan.
De otras cosas…
Tuve la oportunidad de asistir al segundo informe de gobierno municipal en Jiquilpan y créame que confirmo la postura de que esta forma de presentar resultados de la gestión municipal está cada vez más agotada, cada vez más llena de forma que de fondo, más protocolo que sustancia.
Independientemente de si la gestión fue buena o mala lo lamentable es que esto sigue siendo un evento clasista destinado a los sectores afines o pudientes; al ser el informe de gobierno un acto republicano por excelencia y con una plaza principal bellísima a la que, dicen, le caben 3 mil personas, no es de entenderse que este ejercicio democrático se llevara a cabo en un local cerrado al que no pudieron meter 300 personas.
Bueno, después de revisar el párrafo anterior, ya entendí porque no fue en la plaza principal.