-Difícilmente son aseguradas por sus patrones, más bien están sujetas al capricho de ellos
Elena Rojas, Zamora
“Las empleadas domésticas son un claro ejemplo de la brutalidad social que se ejerce contra la mujer y es que no es un oficio reconocido, está mal pagado, no están reglamentadas sus condiciones de trabajo, están sujetas al capricho de la patrona o el patrón en términos salariales, los maltratos y abusos sexuales sueles ser frecuentes, las despiden injustificadamente, les revisan el bolso antes de que se vayan, las escanean para ver si llevan algo robado, etcétera”, señaló Víctor Ortiz Aguirre, Especialista en Género y Psicólogo.
“Y aunque si bien a partir de Junio del 2019 ya los patrones están obligados a afiliarlas al seguro social, difícilmente lo hacen, ya que no se lleva un padrón fidedigno de cuántos tienen a su servicio una trabajadora doméstica o bien temen ser demandados por incumplimiento de sus obligaciones patronales”, añadió.
Finalmente indicó que de acuerdo a cifras del INEGI, se calcula que en el país hay 2.4 millones de empleadas del hogar cuyas edades están entre los 16 y 49 años, siendo el rango mayoritario de edad entre 16 y 17 años, “el 95% de cada 100 son mujeres y sólo el 5% varones. El 85.8% de estas mujeres hace trabajo doméstico en general, lo que implica todas las tareas del hogar. El resto se dedica al cuidado de las personas como lavandera o cocinera. Del global de las empleadas domésticas el 35.6% alcanza el grado de secundaria; el 33.6% primaria completa; 23.6 primaria incompleta y 6.9 por ciento educación media y superior. Y en cuanto a los varones 40% tiene secundaria; el 27.2% primaria completa; 17.6% primaria incompleta y 15.2 nivel medio superior y superior”.