José Luis Ceja
“El que porfía mata venado”
Podrá ser apegado a la norma, podrá haber cumplido y pasado los exámenes de rigor, pero en el colectivo jiquilpense persiste la idea de que la designación del nuevo titular de la Dirección de Seguridad Pública en Jiquilpan fue más que nada un pago de factura política.
Y es que Luis Lúa Rubio, nuevo responsable de la seguridad de los jiquilpenses es esposo de la regidora Martha Alonso y primo del regidor Ulises Lúa Arteaga y era conocido por sus constantes visitas tanto a la oficina de regidores como al despacho del ejecutivo local; su designación, de acuerdo a la vocería oficial de municipio, se desprendió de una terna presentada en la que se integraba también Abel Ochoa Vargas, actual Oficial Mayor de este municipio y Francisco Javier Ayala, quien hasta hace unos días era todavía titular de la Dirección de Seguridad Pública aunque, al parecer, los criterios para la designación del nuevo titular son todavía secreto de estado.
Quienes somos asistentes regulares a las profundas y reflexivas, perdón, reflexivas y profundas sesiones de cabildo del ayuntamiento de Jiquilpan, esperábamos con ansia la del 29 de agosto ya que en la sesión anterior se había anunciado por parte del Edil la comparecencia ante el colegiado de los propietarios de la empresa tequilera de esta ciudad señalada por el mismo colegiado como la única responsable de verter desechos en el sistema de drenes de riego en los límites entre Jiquilpan y Sahuayo sin embargo tanto cabildo como los medios de comunicación convocados para esta comparecencia se quedaron con las ganas ya no de que los empresarios se presentaran sino que, al menos, enviaran a un propio con una disculpa por su ausencia a esta reunión.
Pero, seguros estamos, veremos a estos empresarios ante cabildo cuando exista la posibilidad de que el municipio pueda gestionar recursos para los empresarios y si es a fondo perdido porfiarán hasta matar venado.
“Monaguillo no te cases, sigue prendiendo tu luz, si no puedes con los ciriales… ¿vas a poder con la cruz?”
Es loable sin duda el esfuerzo que hace el municipio de Jiquilpan por alcanzar la denominación de pueblo mágico pero sería recomendable que primero encausaran sus esfuerzos a culminar obras que si bien, en su momento no fueron una prioridad, hoy son temas ampliamente mediatizados como la rehabilitación de la plaza principal.
Créame, Jiquilpan no desaparecerá si no se culmina esta plaza, tampoco si no llegamos jamás a ser un pueblo mágico; es de respetarse el ánimo del municipio por lograr ambas cosas pero es un contrasentido que en un gobierno de izquierda, aunque sea una izquierda moderada y un tanto derechista, se busquen obras de embellecimiento en el centro de la ciudad cuando en la periferia los pequeños llegan a sus escuelas con los zapatos llenos de barro y los estómagos llenos de aire; cuando hay casas de cartón en las que, las más de las veces, los tres alimentos al día son francamente una utopía.
Existe sin duda un punto de vista equivocado por parte de los integrantes del cabildo de este municipio cuando es recurrente la petición de un hospital de toxicología, de una oficina independiente para los regidores y tratar en la sesiones del colegiado temas francamente infantiles mientras el pueblo que, de una forma u otra los eligió permanece en el más completo abandono.
La izquierda en Jiquilpan está más concentrada en su pelea interna por la posesión de la casa sede del PRD municipal que por velar que sus representantes en el gobierno municipal cumplan los postulados de igualdad que tanto pregonaron en campaña, es pues una izquierda anquilosada por su propia voluntad y secuestrada por sus grupos internos.