Lucía Mora
Nuestro país es rico en recursos, tristemente las instituciones que los manejan son deficientes. Mientras que, seguramente, la mayoría de los mexicanos aspiran tener mejores oportunidades y herramientas para su desarrollo propio y consecuentemente del país, este sueño se ve constantemente trabado y obstaculizado por las mismas instituciones gubernamentales. Desgraciadamente, en nuestro país las instituciones públicas representan meramente un freno para los mexicanos, un espacio más para la corrupción y un símbolo de negligencia.
Un ejemplo de esta problemática es el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). A pesar de que ha ayudado a millones de mexicanos, sigue sufriendo fallas importantes e inadmisibles. Por un lado tenemos una constante en las instituciones públicas mexicanas: la corrupción y el mal manejo del presupuesto. El presupuesto asignado para el sector salud en el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2017 (PPEF-2017) representa, en términos reales, una cifra 0.9% menor a lo aprobado para 2016. El 96.5% de éste está destinado al gasto corriente, que en su mayor parte tiene como destino el pago de servicios personales tanto a nivel central como en transferencias por aportaciones federales, y solo un 2.6 % está destinado al gasto de inversión, a pesar de que es bien sabido que no hay un abasto suficiente para la población de derechohabientes de la institución en todos los niveles.
El IMSS se enfrenta también con el hecho de que existen personas no preparadas en puestos importantes y esto, a pesar de que no es nuevo en el sistema público mexicano, atenta directamente con la salud y la vida de mexicanos que a falta de recursos ponen su vida en mano de estos “profesionales”. Profesionales que están en puestos dentro del cuerpo de gobierno de esta institución que han tomado decisiones que no favorecieron, en su momento, el pronóstico de algunos pacientes en estado crítico (Gershenson, Animal Político, 2014). Profesionales que desconocen los problemas reales de salud y las necesidades y estrategias necesarias para lograr su tratamiento.
Por otro lado, existe la creciente narco delincuencia que atenta en contra de médicos y enfermeras. Recientemente, médicos residentes del Centro Médico Nacional La Raza, del IMSS, realizaron una protesta –tras el asesinato del médico residente Carlos Cruz Salinas– con el objetivo de manifestar su preocupación respecto a la inseguridad que se vive fuera de las instalaciones médicas (La Jornada, 2017). Esto no solo debería ser alarmante, si no que debería ser un llamado de urgencia y necesidad de una reforma en materia de salud y seguridad.
Actualmente, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México tiene 2.2 doctores por cada 1000 habitantes, por debajo del promedio de 3.3. Al mismo tiempo, en nuestro país se destina solamente el 3.1 del PIB para el sector salud, mientras que en el resto de los 35 países miembros de la OCDE se destina 6.5 en promedio. Otro dato importante a mencionar es el sorprendente 11% de los gastos administrativos en el sector salud mexicano, lo que representa el triple del promedio entre los miembros de la OCDE.
85% de la población mexicana se encuentra afiliada en el IMSS o Seguro Popular, por lo que una reforma en el sistema de salud público representaría una mejora con consecuencias a lo largo y ancho de todo el país y que otorgaría una oportunidad a millones de mexicanos para su desarrollo pleno. El sector de salud actual mexicano se enfrenta con un problema esencialmente integral y estructural. En el 2017, de acuerdo con el acuerdo del Consejo General del Instituto Nacional Electoral publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el financiamiento público de los partidos tuvo un incremento del 4.68%, mientras que la Secretaría de Salud sufrió un recorte del 7.8%. Es urgente mejorar el ejercicio presupuestal de todas las instituciones públicas mexicanas, priorizando el sector salud. Al acabar con los excesos y la corrupción dentro del financiamiento público de los partidos y darle un uso para la salud y/o la educación, se generarían cambios sin precedentes en México. Además, se debe invertir parte del presupuesto en programas de prevención y en la medicina preventiva para así evitar la agudización de las enfermedades y la intervención médica tardía. Asimismo, para lograr mejorar la situación de salud en México deberíamos enfocarnos también en la propia población y sus hábitos al promover una cultura de buena alimentación y actividad física para así lograr prevenir enfermedades como la diabetes e hipertensión, algunas de las principales causas de mortalidad en México.
El pasado 8 de marzo se dio un paso hacia la mejora de esta problemática con el lanzamiento del Observatorio Nacional de Inequidades en Salud en México (ONIS) el cual tiene el objetivo de monitorear las desigualdades e inequidades en materia de salud en México para así aportar las evidencias necesarias para rediseñar las políticas públicas en el sector y reducir las desigualdades dentro del mismo, así como mejorar la calidad de sus servicios. Esto representa la creación de una institución pública más, sólo queda esperar a ver si se unirá a la lista de instituciones públicas deficientes, con mal manejo de los recursos y corrupción o si realmente generará un cambio positivo en la situación de salud de millones de familias mexicanas.
Tras lo anterior, también puedo afirmar que el IMSS ha sido una gran herramienta, que ha salvado y mejorado las vidas de millones de mexicanos. No cabe duda que la labor que se lleva a cabo ahí es difícil y muchas veces se logran cosas extraordinarias a pesar de los obstáculos y carencias que existen dentro de la misma institución. Pero esto no significa que no hay espacio para mejorar, no significa que el gobierno de Enrique Peña Nieto esté haciendo las cosas bien; al contrario, demuestra el potencial de la sociedad mexicana y lo que puede hacer a pesar de las deficientes instituciones públicas y los obstáculos mismos que éstas representan. Lograr una mejora en el sistema de salud mexicano debería ser imperativo para el gobierno mexicano ya que es un tema que afecta a todos los hogares mexicanos y que, en caso de tener un cambio positivo, impulsaría tremendamente el desarrollo de México.
**Lucía Mora. Estudiante de Relaciones Internacionales del Tecnológico de Monterrey Campus GDL.