-Los hace más vulnerables a la infección por VIH
Elena Rojas, Zamora
“Los procesos migratorios impactan en la vida sexual de los migrantes, de tal suerte que los hace más vulnerables a la infección por (VIH) Virus de la Inmunodeficiencia Humana”, señaló Guillermo Núñez Noriega, especialista en temas migratorios e investigador del centro de investigación en alimentación y desarrollo de Hermosillo, Sonora.
Esto durante su visita a esta ciudad al Colegio de Michoacán (Colmich) donde impartió la conferencia “la migración de hombres indígenas, la diversidad sexual y la vulnerabilidad en salud”.
Lamentó que no existe una estadística certera de los migrantes con esta infección de trasmisión sexual, “tratándose de población indígena no existe, pero también en general hay un problema a nivel oficial por parte de la Secretaría de Salud para crear estadísticas sobre la salud de los migrantes”.
Y es que, dijo, “el sistema de salud tiene una visión sedentarita, supone que las personas no se mueven, pero la realidad es que la gente se mueve mucho: emigra. Hay un problema por parte del sector salud y de las políticas públicas de atender las cuestiones de salud de la población migrante sobre todo indígena, no solo la que se va a Estados Unidos, sino a la población migrante interna, que esta ya dentro del país”.
Reiteró que si algo trasforma la migración: es la sexualidad, “los estudios sobre migración que toman en cuenta este elemento de la sexualidad, lo primero que demuestran es que la vida afectiva y sexual de las y los migrantes, sobre todo de los hombres se transforma”.
Lo anterior dijo, en gran medida tiene que ver con el tema de la soledad, “en los lugares donde se van a vivir se sienten más solos, es un elemento que contribuye a la necesidad afectiva. Por ello esta se intensifica. Otro factor es la lejanía de su comunidad de origen la cual les permite cierta permisibilidad, no se sienten tan observados. Un tercer factor es la posibilidad de la exploración, de nuevas formas de convivencia erótica y demás”.
De igual forma sostuvo que “la ausencia de una pareja que garantice una estabilidad en la vida erótico-afectiva o porque sus parejas viven en México, hace que por sus dinámicas laborales o por no hablar el idioma, transiten por el sexo comercial, sean clientes de trabajadoras sexuales o busquen relaciones sexuales sin compromiso. Todos estos elementos condicionan a la sexualidad de los migrantes”.
Añadió, “uno de los impactos que más se ha estudiado debido a esta situación es el riesgo a la infección por VIH, eso fue el primer tema que se abordó con la epidemia del VIH cuando se pensó que lo que iba a implicar, tomando en cuenta la gran cantidad de migrantes mexicanos que hay en Estados Unidos”.
No obstante agregó, “también hay potros impactos que son de tipo sociocultural que pueden ser favorables. En la medida en que la gente que emigra aprende nuevas maneras de entender la sexualidad , la diversidad sexual y de género, aprenden a descubrir que en sociedades como Estados Unidos puede haber más respeto, más inclusión y menos discriminación, es un proceso de reeducación muchas veces, lo cual es positivo”, finalizó.
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1 hora y media duró la ponencia
Si algo trasforma la migración, es a la sexualidad
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