José Guerra/Jiquilpan.
En el marco de la presentación de su conferencia sobre Pesticidas y Salud, la Investigadora de la UNAM Margarita Ochoa Ocaña no descartó que todavía operen plantas clandestinas de producción de DDT ante la existencia de este organoclorado en la sangre de habitantes de Cojumatlán.
Lo anterior, dijo, luego de que durante la investigación de campo realizada este municipio algunos productores de hortalizas y jornaleros de esta región aceptaran que es todavía común el uso de productos como Aldrín que, se supone, fue descontinuado hace 15 años.
En el caso del DDT dijo la investigadora que la presencia de este pesticida puede mantenerse en el medio ambiente hasta 20 años sin embargo reconoció que sería necesario ampliar la muestra realizada en este municipio para determinar si se ha incrementado la presencia de este organoclorado en el medio ambiente.
Destacó que en el caso de la población Cojumatlán se presenta ya un daño a nivel molecular y agregó que esto está comprobado en base a estudios que han resultado concluyentes, entre éstos reseñó el comparativo realizado entre habitantes de Cojumatlán con vocación agrícola y en los habitantes de Sahuayo con vocación comercial, estudios que revelaron el daño molecular en la población cercana al Lago de Chapala.
En el marco de esta presentación el alcalde de Jiquilpan Clemente Covarrubias
Reconoció que son intereses a nivel nacional y global los que impiden que productos de alta toxicidad sean vendidos en expendios comerciales sin control alguno.
Señaló también como necesaria la intervención de las autoridades de salud de esta entidad a fin de ejercer un control sobre los productos agroquímicos que se comercializan.