-Ofreció conferencia organizada por la Alianza Médica
Elena Rojas, Zamora
“Estamos conscientes que el problema más grave de la humanidad hoy en día es la indiferencia. El problema es que nos estamos acostumbrando al dolor, a la guerra, a la discriminación, a la impunidad. A todas estas condiciones aberrantes que hoy en día nos tienen como humanidad en una situación delicada. Creo que el médico no ha escapado a esa situación. Aunque si bien no podemos generalizar que todos los médicos son deshumanos (sic), sí podemos decir que es obligación de todos los médicos ser humanos”, señaló el cardenal Javier Lozano Barragán, representante del ámbito de la salud en el Vaticano.
Reiteró, “esa es una obligación, porque se está ante una persona doliente, sufriendo, enferma, que confía en nosotros. El médico debe lograr la unión bendita que se tiene que dar entre la ciencia médica y la espiritualidad. Puede ser a través de la religión católica, pero no necesariamente, porque el espíritu no tiene religión. Hay algo más poderosos que se llama fe”.
Lo anterior durante la conferencia que impartió a profesionales de la salud en el auditorio del hospital San José titulada “la identidad del médico católico”, organizada por la Alianza Médica que encabeza a nivel nacional Mario Acosta Mejía y a nivel estatal Carlos Ávila.
Añadió, “los médicos deben ser muy respetuosos del paciente y sus creencias. Hay algo que no tiene que ver con la religión necesariamente, se llama fe. Los médicos deben saber inculcarla al paciente, fe en el mismo, fe en su Dios, en sus creencias, en el médico, en la enfermera, en la trabajadora social, fe en el medicamento que está tomando, fe en el cirujano que lo va a operar. No hay otro camino de lograr la fe más que a través del amor: el respeto y la humildad”.
Agregó, “un paciente jamás podrá tener fe en un médico pedante, petulante, grosero, grotesco, que sienta que sienta que tiene manos de Dios y que puede salvar vidas. Un paciente tendrá fe en un médico que sea amoroso, que vea que está preocupado por él, que este al pendiente de que se tome sus medicamentos, que está consciente del dolor que está viviendo. Y entonces el paciente podrá despertar esa fe y se despierta un círculo virtuoso donde el médico sabiendo que su paciente tiene fe, las cosas se van a dar mucho mejor”.
Dijo, “el médico tiene que estar consciente que hay un ser superior que es el que está dirigiendo su mano, su entendimiento para pretender salvar la vida de alguien. Y entender que si pueden curar, curan, si no, al menos alivia o consuela. Y para eso se requiere mucho más que una ciencia médica en un obsoleto modelo biológico que lesiona y hoy ya no funciona”.
Añadió, “si hoy el médico no ve al paciente de forma íntegra e integral, entendiendo sus emociones, sus condiciones sociales, culturales, sus creencias y su espiritualidad, el médico no va a lograr el objetivo de estar dentro del arte de curar y prevenir las enfermedades. También los médicos deben ser motivadores de ese paciente, a que se haga corresponsable de su enfermedad. Lamentablemente se ha perdido la relación médico-paciente”.
Señaló, “el médico católico tiene que ser siempre abierto a los demás. Dentro de nuestra religión católica, entra la dignidad inviolable de la persona humana. Para que haya un diálogo tiene que haber dialogantes, y para que haya dialogantes tiene que haber personalidad definida, hay que tener precisión en el ejercicio médico porque significan la vida. La vida debe ser verdad, la vida no se puede aliar con la mentira. Y siempre amor, el amor es igual a la verdad, energía y la luz”.
Por su parte, Acosta Mejía dijo, “con esta conferencia se destaca la importancia del médico como una figura en el proceso del dolor, la salud y la enfermedad que puede tener el ser humano y que no solamente el médico debe estar preparado en la excelencia desde el punto de vista académico y clínico, sino lo más importante es que debe ejercer su profesión con dignidad, con amor y respeto para cumplir con la misión que tiene encomendada que es servir a sus hermanos y semejantes”.
Finalmente Alberto Sahagún, director del hospital San José dijo, “vayamos hacer vida lo que aquí hemos aprendido”.
Numeraria
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