¿De quién cuidarse?
José Luis Ceja Guerra.
Preocupante la situación de los pescadores de Cojumatlan que llevan décadas bajo el cacicazgo de una gestora que se ha enriquecido a costa del trabajo de unos, la ignorancia de otros y la complicidad de los demás.
Lo cierto es que los pescadores se habían tardado ya en denunciar los atracos de los que, aseguran, han venido siendo objeto de parte de una mujer a la que identifican como Edith María Robledo y que aseguran es la que decide qué pescador es sujeto de apoyo o no en el marco del desarrollo de los programas federales de fomento a la pesca.
De ser ciertas las denuncias de los moches que cobra la gestora por ayudarles a bajar recursos de motores, redes y gasolina, también debe ser acertada la presunción de que esto no podría hacerlo sola y necesariamente tiene el cobijo de alguien más en las dependencias estatales y federales.
Lo anterior luego de que según denuncia de los propios pescadores, durante una visita a la comunidad de Petatán por parte de estos funcionarios, la gestora pidió 500 pesos a cada pescador (unos 90) para darle para la gasolina a los funcionarios de gobierno.
Resulta entonces lógico que a estos pescadores que hoy se quejan se les niegue el derecho de audiencia para resolver su problemática y es que las quejas de estos pescadores van desde la discrimi8nación para incluir a familias selectas en los proyectos y hasta actos de franco bandidaje con recursos bajados para la cooperativa y entregados a particulares como bodegas y camionetas.
Sin embargo hay una vertiente que las autoridades deberán esclarecer a la brevedad como es el hecho de que es esta mujer la que tiene en resguardo los permisos de pesca de la cooperativa.
Pero en fin parece ser que no tendrán eco las denuncias de estos pescadores que enfrentan además la voracidad de los arrieros y el embate de los pescadores furtivos; sea pues, a los pescadores les llueve sobre mojado máxime que ahora el enemigo lo han detectado ya en su propia cas sin embargo no habrá autoridades de pesca que le quiera meter la mano a este asunto por la simple razón de que si levantan la piedra destapan el nido y a algunos funcionarios no les conviene dejar perder los 54 mil pesos que rinde en promedio mensual esta cooperativa para apoyarlos con la gasolina para sus traslados a esta región.
Tampoco están los tiempos para despreciar las jugosas negociaciones con los concesionarios de los motores o proveedores de avíos de pesca y más cuando se negocia con dinero público.